Una vida plena

Vaya por delante que este artículo no busca la polémica, aunque soy consciente de que es posible que la genere. En mis recurrentes debates con personas creyentes, religiosas o simplemente espirituales, uno de los argumentos que esgrimen contra mí es que mi vida es vacía porque no creo en algo superior.

 

La plenitud, me dicen, sólo se consigue amando (o creyendo en, o reconociendo) que tenemos algo superior, que nuestra vida tiene un sentido. Más allá de mi respeto por las creencias de cada uno, este argumento me molesta profundamente. Se puede ser feliz, plenamente feliz, sin creer en nada más que en lo que somos, lo que vemos, lo que sentimos.

 

Tengo esta convicción porque yo me siento así, plenamente feliz. Sin embargo, hoy me he sorprendido en el otro lado del argumento. Estaba viendo un reportaje sobre parejas que deciden no tener hijos y pensaba: ¿cómo alguien puede considerar su vida plena sin hijos?

 

Sí, he caído en el mismo error. Primero, juzgar las decisiones vitales de otra persona. Después, dar por sentado que lo que me llena a mí es lo que debe llenar a otros y por último, dar lecciones sobre felicidad y plenitud.

 

Para otra vez ya lo sé. Sé feliz como te salga de los huevos. O del alma. Pero que nadie te diga cómo debes ser feliz.

5 comments

  1. xavima99 dice:

    Tens absoluta raó, Roc. Jo tampoc em considero creient i crec que puc tenir una vida plena a la meva manera.

    PD: M’han «censurat» un acudit a casa i m’he enrecordat del teu video dels límits dels humor ..
    Ets un Gean 🙂

  2. Odrel1 dice:

    Desde el momento en que todos somos distintos, es absurdo decir, o buscar, un sentido universal para la vida. Es que me parece muy estúpido. Mucha gente dice «la vida tiene el sentido que tú le des». Y estoy deacuerdo con eso, aunque me parece un sinónimo de «no tiene sentido».

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