Siempre he dicho que por suerte nunca he podido vivir de las visitas en Youtube. Y hoy en día, con los cambios en el algoritmo de Youtube, los fallos en las notificaciones, el CPM menguante y mi falta de motivación, me reafirmo aún más.
No poder vivir de las visitas en Youtube me llevó a tomármelo como un hobby con sobresueldo durante los primeros tres años y me obligó a buscar otras fuentes de ingreso cuando dejé mi trabajo y me dediqué exclusivamente a Youtube. Digo «me obligó» pero nunca fue algo forzado. Por un lado, me aburre hacer siempre lo mismo (sea lo que sea) y por otro, lo de no tener todos los huevos en la misma cesta siempre me ha parecido lo más sensato.
Actualmente, pocos Youtubers viven únicamente de sus visitas (aunque algunos podrían) y quien más quien menos, todos tenemos otras fuentes de ingresos. Principalmente patrocinios, esponsorizaciones y merchandising.
Tras casi siete años en Youtube, mi sensación es que cada vez dedico menos tiempo (y me apetece menos) hacer vídeos y más me motiva todo lo demás a su alrededor. Sin embargo, llevaba unos días pensando en si esa percepción se traducía de forma fiel en mis ingresos. Si la proporción de mis horas y dedicación correspondía con la proporción de cada fuente de ingresos.
Así que lo he calculado. He dividido mis ingresos de 2016* en cuatro categorías: visitas de Youtube, campañas, encargos profesionales y cursos/charlas.
Las visitas son el dinero que me da Youtube por los anuncios que se muestran en mis vídeos. Es un ingreso muy irregular que no sólo depende de las visitas (que también son irregulares en mi canal). En las campañas he incluido patrocinios como el de ElGato y colaboraciones con empresas, principalmente relacionadas con videojuegos. En encargos profesionales van artículos en revistas, locuciones en ACB, pero también la colaboración con Port Aventura y FerrariLand en su canal o todo el proyecto Extra Life. Por último, en cursos y charlas he puesto eso, cursos, charlas y conferencias en institutos y centros de todo tipo.
La verdad es que los porcentajes me han sorprendido un poco. El 38% de mis ingresos del año pasado procedieron de campañas publicitarias. El porcentaje más alto. Lo sigue el 28,5% de los encargos profesionales, que fue anormalmente alto en 2016, la verdad. A bastante distancia, están las visitas de Youtube, que sólo suponen el 17,4%, mientras que el porcentaje más bajo es el 15,95% de los cursos y charlas.
¿Qué importancia tienen estos datos y qué conclusiones se pueden sacar? Pues ni idea. Me apetecía saberlo, así que asumí que quizás a vosotros también os apetecería. Desconozco si otros Youtubers tienen proporciones similares. Asumo que no, porque cada caso es un mundo o, mejor dicho, el mío es bastante particular. En cualquier caso, espero que en el futuro el porcentaje de encargos y charlas vaya subiendo, para depender menos de la publicidad y de las visitas. Ese sería mi ideal.
*Gané un poco más de lo que ganaba en ACB, aunque no mucho más. Como nadie me preguntó nunca cuándo ganaba como periodista, entiendo que tampoco hay motivo para preguntarlo ahora. Ni para decirlo, claro. Pero vamos, que es un dinero suficiente para vivir (con dos hijos, viviendo de alquiler y trabajando los dos) y ahorrar un poco.
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