De un tiempo a esta parte, me han preguntado bastantes veces a quién voto (o votaré) y hasta han llegado a exigirme decirlo y a criticar el hecho de no hacerlo.
Curiosamente esto nunca me había pasado antes de ser una figura con cierto impacto público, de lo que deduzco que quien me pide revelar mi voto no lo hace por un interés personal en mí, sino por mi condición.
Y estoy en parte de acuerdo en que las figuras públicas (de mayor o menor tamaño, del ámbito que sean) tienen una mayor responsabilidad sobre sus actos y opiniones, además de la capacidad de influir sobre sus seguidores o sobre la sociedad en general. O sea, que es relevante que una figura pública diga a quién vota.
Además, la naturaleza del fenómeno Youtuber nos lleva a compartir ideas y emociones muy personales, puesto que se basa en la identificación por parte de los seguidores y la empatía que podamos generar. Y eso se consigue hablando de uno mismo.
No comparto tanto la idea de que sea obligatorio mojarse o posicionarse. Ni con todo ni con algunas cosas concretas. Entre otras cosas porque opinar de todo es el camino más rápido para decir tonterías. Tampoco creo que todos los aspectos de mi vida deban ser abiertos y transparentes. Hay límites y los límites los pongo yo. Igual que nunca contamos todo a nadie, ni siquiera a nuestra pareja. Y sí, a veces uno no se moja para evitar una reacción negativa. Además de comunicadores, también somos un producto y debemos tener cuidado con la imagen que proyectamos. Hay quien opta por ser totalmente neutro y quien opta por posicionarse en todo y hacer de la crítica y la polémica su bandera. Ambos casos valen, pero porque ambos casos (y todos los que hay en medio) tienen un fin, digamos, comercial. Respetable y comprensible.
Dicho esto, explico de forma concisa los motivos por los que no digo a quién voto y por los que creo que nadie debería verse obligado a decirlo.
- Porque no sé a quién votaré. Sí, las elecciones son en cuatro días, pero aún no tengo claro mi voto. Ya hace tiempo que ningún partido concuerda con mis ideas, pero es que esta vez ni siquiera un poquito y odio votar por tacticismo o tirando de voto útil.
- Porque no siempre voto a un partido. No puedo decir «voto a X» y que eso sea cierto siempre. He votado a casi todos los partidos del espectro en los veinte años que hace que voto. Ni soy militante ni simpatizante de ningún partido, pero es que tampoco me puedo considerar votante de uno en concreto.
- Porque (al menos en España) la política es como el fútbol. Si digo que voto a X, de repente debo convertirme en un defensor a ultranza de ese partido o al menos así seré percibido por los votantes de otros partidos.
- Porque desde el momento en el que diga que voto a X, todos los errores, dislates, delitos, salidas de tono y polémicas que afecten a ese partido se me atribuirán automáticamente. «Mira lo que ha hecho tu partido». No exagero ni me lo invento. Ya me pasa en otros ámbitos.
- Porque no comprendemos que uno se puede arrepentir del voto o que puede votar y ser crítico al mismo tiempo o votar por otros motivos que el estar de acuerdo con un programa electoral (como digo, no soy muy fan del voto útil, pero existe y lo comprendo).
Dicho esto, aprecio a quien lo diga, a quien haga promoción de algún partido en concreto o cualquier otra variante, por supuesto. Lo admiro, por todo lo dicho anteriormente.