Querido trickshooter, snipah, sniper, proplayer, acróbata del Cirque du Soleil,
Te confieso que no sabía si escribir esta carta con ironía o de forma seria. Así que haré todo lo contrario. Si estás leyendo esto es porque viste un vídeo mío llamado “Orgía de inútiles” y te has sentido ofendido. Si no es así, si no eres trickshooter, si lo eres pero no te ofendiste, si simplemente estás aquí por el cotilleo o porque no tienes nada mejor que hacer, te recomiendo que te quedes, porque me caes bien.
Bueno, que me voy por las ramas. Querido trickshooter, vamos a empezar con una analogía (tranquilo, no duele). Imagina que tienes un equipo de fútbol en la liga de barrio. Una de esas en las que todos los que juegan se creen Messi, pero les cuesta correr la banda sin tropezarse con la línea. Campos de tierra, barrigas cerveceras, gente que se toma muy en serio un hobby y flirtea con el infarto embutido en una camiseta que hace dos años le iba bien y ya no, mientras la mujer con el crío esperan, un poquito avergonzados, en la banda. Sabes de qué te hablo. Yo lo sé, porque he jugado a baloncesto mucho tiempo en una similar.
Imagina que en esa liga tu equipo se enfrenta al mío. Imagina que tu equipo es tan superior (más jóvenes, más fuertes, incluso entrenáis un día entre semana; mejores, en definitiva) que al descanso me ganas 9-0. Imagina ahora que eso no es suficiente, porque tu equipo no es un equipo de jugadores normales, sino que sois algo más. Os gusta hacer algo especial. Os gusta ganar el partido con una chilena de rabona (eso existe, el hospital está lleno de gente que lo ha intentado). Así que ni cortos ni perezosos, os dedicáis toda la segunda parte a intentar marcar el décimo gol así, de chilena-rabona. Porque es muy difícil y si lo consigues es la polla.
Mientras lo intentáis infructuosamente, con hostiones dignos de Humor Amarillo, mi equipo va remontando el partido. Somos malos, nos cuesta marcar incluso a puerta vacía pero, eh, esto es nuestra Champions y nos lo tomamos tan en serio como si, realmente, lo fuera.
Así que justo antes de que el árbitro pite el final, cuando incluso vuestro portero sigue intentando marcar de chilena-rabona, nosotros marcamos el gol de la victoria. 10 a 9. Y lo celebramos como si fuera, de hecho, la Champions. Por supuesto, cada uno puede jugar como le dé la gana, pero lo más normal es que si hicieras eso, alguien en el campo se riera de ti. De hecho, lo más normal sería que mi equipo te partiera las piernas, pero bueno, tampoco era una analogía perfecta.
Pues eso me pasó el otro día jugando a Black Ops 2. Sí, cada uno puede jugar como quiera, pero todos estamos expuestos a que se rían de nosotros, opinen, nos critiquen, etc. A mí me cuesta no reírme cuando alguien que se ha pasado siete minutos tirándose por un acantilado mientras gira en el aire para poner la guinda a su victoria me pide respeto. Me cuesta, la verdad. Igual el payaso soy yo. Podría ser perfectamente.
Hay que saber reírse de uno mismo porque nada es tan importante como tú te crees. Y tu estilo de juego en un shooter online mucho menos. Aunque quizás no te hayas fijado, me río de mi mismo en todos mis vídeos. Me tomo muy poco en serio y me hace gracia justamente tomarme tan en serio el maldito videojuego. Con lo malo que soy.
El humor, además, es algo subjetivo. Igual que la ofensa. A cada uno le hacen gracia cosas diferentes, a veces cosas muy raras. Me consta que incluso hay gente que se reía con (no de) Fiesta Suprema. Es un poco estúpido intentar convencer a alguien de lo que debe o no debe hacerle gracia. Lo mismo pasa con las ofensas. La gente se ofende mucho y, a veces, por cosas muy chorras. Me consta que hay gente que se sintió ofendida con Fiesta Suprema. Uno tiene todo el derecho del mundo a ofenderse por lo que le dé la gana, pero eso no le otorga un poder moral superior ni quita el derecho a otros de reírse con lo que tú haces.
Si alguien tomara esa misma partida e hiciera un vídeo llamado, no sé, “El más tonto del mes”, en el que se muestra cómo necesito 10 minutos para llegar a 30 bajas jugando en serio contra gente que se pasa cinco minutos dando saltos e hiciera énfasis, por ejemplo, en lo incapaz que soy de darle a la carga de choque; si alguien se riera de lo patético que es esforzarse para ganar una partida que claramente nadie más se ha tomado en serio… Si alguien hiciera ese vídeo, probablemente sería muy divertido. Yo me reiría y, ten por seguro, que no me ofendería. Y si me ofendiera, desde luego eso sería mi problema.
Pero cada uno es como es y la comunidad de trickshooters y de snipers, por lo que detecto, tiene la piel muy fina. En mis vídeos me río de todos, pero por suerte no todos se ofenden. Se han ofendido los independentistas catalanes, los testigos de Jehová, los amantes de los perros (sí, en serio), los quickscopers, los merengues, los culés, los bajistas y los baterías (de verdad, créeme). Y siempre es el mismo patrón: todo es muy divertido hasta que se ríen de lo tuyo.
Así que pido perdón (por fin) por haber sacado punta en un vídeo de humor a cinco tíos dando vueltas en el aire y cayendo por un acantilado mientras el más tonto (el más malo) de todos ellos se dedicaba con todo su esfuerzo a ganar la partida. Y la ganaba. A mí eso me hace gracia. Perdón. Quizás si no llevaras el rifle fosforito, me haría menos gracia. No sé.